Había una vez un águila, un murciélago y una libélula que tocaban al atardecer los sábados y los miércoles ensayaban.
Un día los músicos recibieron una carta que decía que eran sus ídolos y les envió una cámara de regalo.
Al atardecer de un sábado
los músicos llevaban sus instrumentos:el águila su guitarra eléctrica, el murciélago el xilófono y la libélula el triángulo.
Cuando vieron a un animal correr le detuvieron y el animal les dijo que él era el que les enviaba cartas.
Les acompañó, mientras un helicóptero les grababa con una cámara. El fotógrafo era un búfalo.
Todos los animales del bosque decidieron hacer una fiesta para el próximo concierto.
Era un fantástico día y los músicos empezaron a tocar, los pájaros en las ramas de los árboles cantaban mientras sus polluelos intentaban romper las cáscaras de sus huevos.
Un ejército de hormigas recogían arándanos para la comida.
Se sorteaba en una tómbola:unos
teléfonos móviles y un gramófono.
El micrófono lo sujetaban varias luciérnagas que eran como lámparas que iluminaban todo el escenario.
El concierto acabó con la representación de vuelo aéreo de todas las águilas.
La comida consistió en brócolis, arándanos y espárragos servidos por tarántulas.
Todo terminó cuando un relámpago iluminó el cielo.