Había una vez una gran panadería,
que trabajaba noche y día.
Panes y panecillos se vendían para bocadillos.
Empanadas y empanadillas se vendían como rosquillas.
Los panaderos y las panaderas amasaban sin cesar,
hasta que un día la harina empezó a faltar.
Caras de asombro y pensamientos de tristeza,
se veían en los rostros y en las despensas.
Paneras y estantes vacíos aparecían sin cesar,
nadie sabía de lo ocurrido
pero alguien lo averiguará.
Un día de invierno frío y soleado
detrás del gran horno había un banquete montado.
Gritos de alegría, risas y canciones
se oían a lo lejos a los grandes comilones.
Muchos gatos rodearon la panadería
y no dejaron de maullar en todo el día..
Los ratones asustados envolvieron su festín,
la empanada panadera y todo lo que dá regustín
Aquí acaba la historia de un día felíz
donde los ratones comieron y la panadería empezó a vivir
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